¿Por qué consumir Nutrigen-D regularmente?
Los huesos están sometidos a una permanente y signficativa remodelación para asegurar sus funciones de soporte, protección, movimiento y homeostasis mineral. Dicha remodelación se realiza a través de dos células óseas: los osteoclastos (resorción) y los osteoblastos (formación).
La osteoporosis es la enfermedad metabólica más común del hueso. Comienza con una pérdida gradual de la masa ósea (osteopenia), y desemboca en una disminución de la densidad mineral ósea. Sigue siendo una enfermedad casi invisible hasta la aparición de fracturas, las cuales son una manifestación de una etapa avanzada de la enfermedad.
La osteoporosis tipo I es debida a la deficiencia de estrógenos y afecta a las mujeres posmenopáusicas, mientras que la osteoporosis tipo II ocurre en las personas mayores, tanto en hombres como en mujeres. De acuerdo a varios estudios epidemiológicos, la osteoporosis es común en el 30% de las mujeres de 50 años y en el 50% de las mayores de 60. Durante su vida, el 40% de las mujeres que en la actualidad tienen 50 años sufrirán una fractura relacionada con la osteoporosis.
A pesar de la gran investigación y de los esfuerzos de desarrollo por las empresas farmacéuticas y de biotecnología, las opciones para los tratamientos siguen siendo muy limitadas, y además, tienen efectos secundarios, como la acidez estomacal y el dolor de huesos. Más allá de las deficiencias hormonales, la naturaleza multifactorial de la osteoporosis hace difícil identificar los principales factores determinantes de la enfermedad.
Una nutrición “ideal” es un determinante fundamental para la salud del hueso a todas las edades. Informes publicados han establecido claramente el rol esencial de los micronutrientes, incluyendo las vitaminas y los minerales, en el crecimiento y la remodelación del hueso. Esto proporciona una base sólida para nuevas intervenciones nutricionales y, así, poder enriquecer el arsenal terapéutico contra la osteopenia y la osteoporosis.